“La familia es la base que
estructura la sociedad”, es una afirmación culturalmente aceptada. De ella depende la formación del ser humano
como ser social. En su interior se establecen normas de convivencia, se enseñan
valores, se comparten las primeras experiencias sociales y se reciben los
primeros afectos. La familia conforma un grupo social primario y fundamental en
el desarrollo psicológico, emocional y afectivo del individuo; su dinámica
interior se verá reflejada más adelante en el comportamiento social interno y
externo de sus miembros, especialmente de los hijos. Por tal razón, si el
ambiente familiar es sano, independientemente de la estructura familiar de que
se trate, éste contribuirá a la salud, el bienestar y la felicidad de sus
miembros.