martes, 13 de octubre de 2015

Un seguimiento a 20 años revela que los antipsicóticos no reducen los síntomas psicóticos en esquizofrenia

Un estudio longitudinal de 20 años ha puesto de manifiesto que los antipsicóticos no reducen la frecuencia de síntomas psicóticos en pacientes con esquizofrenia, al compararlos con personas con esquizofrenia que no estaban recibiendo ningún tipo de medicación psiquiátrica.
El objetivo del estudio, publicado en la revista Psychological Medicine y dirigido porMartin Harrow, ha sido evaluar si el consumo de antipsicóticos continuado a lo largo de los años reduce o elimina la actividad psicótica en pacientes con esquizofrenia. Para ello, se realizó un seguimiento de 139 individuos (70 personas con trastornos del espectro de la esquizofrenia) a los 2, 4,5, 7,5, 10, 15 y 20 años después de su ingreso hospitalario por psicosis.

Los medicamentos antipsicóticos son considerados la piedra angular para el tratamiento a corto y a largo plazo de la esquizofrenia, de acuerdo con los estudios que confirman su eficacia para reducir el periodo de psicosis intensa durante la hospitalización, y de los estudios de doble-ciego realizados con pacientes ambulatorios durante un periodo de seguimiento de 6 meses a 2 años de tratamiento. Sin embargo, no existen estudios que hayan evaluado los efectos de un tratamiento continuado con antipsicóticos más allá de este periodo, por lo que tal y como afirman los investigadores no se conoce nada acerca de los efectos de los antipsicóticos en comparación con el placebo más allá de los tres años.

Según las directrices de la Asociación Americana de Psiquiatría, los médicos deben considerar la suspensión del tratamiento con antipsicóticos en pacientes con esquizofrenia que hayan estado libres de síntomas durante un año o más. Sin embargo, tal y como afirman los autores, “muchos médicos asumen que los antipsicóticos son importantes para garantizar una estabilidad continuada y mantienen el tratamiento con antipsicóticos de manera indefinida”.

Con la finalidad de comprobar los beneficios a largo plazo del tratamiento farmacológico en esquizofrenia, los investigadores evaluaron la presencia de síntomas psicóticos (alucinaciones, delirios, pensamiento desorganizado…) y gravedad de la sintomatología (ingresos hospitalarios, funcionamiento diario, etc.) durante diferentes evaluaciones a lo largo de un periodo de 20 años, y realizando una comparación entre los individuos con esquizofrenia que estaban con medicación antipsicótica en cada seguimiento (grupo 1), los que tomaron medicación antipsicótica en algún momento, pero no en todos (grupo 2) y los que no tomaron ninguna medicación antipsicótica a partir de los 2 años (grupo 3).

Al comparar el grupo de pacientes con esquizofrenia con tratamiento con antipsicóticos (grupo 1) frente al grupo de pacientes con esquizofrenia que no habían tomado ningún tipo de medicación antipsicótica ni psiquiátrica (grupo 3), los resultados muestran que más del 70% de los pacientes con esquizofrenia tratados de manera continua con antipsicóticos presentó algún tipo de manifestación de psicosis en 4 o más de las seis evaluaciones de seguimiento realizadas en 20 años. Longitudinalmente, las personas con esquizofrenia que no habían recibido tratamiento con antipsicóticos presentaron significativamente menos síntomas psicóticos en comparación con los pacientes tratados farmacológicamente”. Por ejemplo, a los 4,5 años el 76% de los individuos del grupo 1 presentaba algunos síntomas psicóticos, en comparación con el 27% de los del grupo 3. A los 20 años, el 56% de los individuos del grupo 1 presentaba sintomatología psicótica frente al 24% del grupo 3.

Tal y como afirman los autores del estudio, si bien no se pueden extraer explicaciones de causalidad, debido a la naturaleza del estudio, al menos “estos resultados sugieren que, en sentido longitudinal, los antipsicóticos no son eficaces en la eliminación o reducción de la psicosis en la mayor parte de las personas con esquizofrenia”, es decir, pasados los primeros dos años de tratamiento, los antipsicóticos no eliminan la frecuencia de los episodios psicóticos, ni reducen la gravedad de la psicosis post-aguda en personas con esquizofrenia, por lo que se plantean serias dudas sobre los beneficios del mantenimiento de este tipo de tratamiento farmacológico, como norma general, más allá de ese periodo.

Fuente:

SE CUESTIONA LA EFICACIA DE LOS FÁRMACOS ANTIPSICÓTICOS

Un nuevo hallazgo ha hecho saltar la voz de alarma sobre la eficacia de los fármacos antipsicóticos de segunda generación, habitualmente utilizados en trastornos como la esquizofrenia u otros trastornos esquizoafectivos, y entre los que se encuentran el aripiprazol, la iloperidona, la olanzapina, la paliperidona, la quetiapina, la risperidona, la inyección de risperidona de larga duración o la ziprasidona. Tal y como ha publicado un estudio de la revista PLoS Medicine, la aparente efectividad clínica de estos fármacos puede estar influida por el denominado sesgo de publicación, que consiste en la tendencia a la publicación selectiva de ensayos clínicos favorables en revistas científicas, en detrimento de los ensayos que no han obtenido dichos resultados.

El estudio, titulado Publication Bias in Antipsychotic Trials (Sesgos de publicación en ensayos sobre antipsicóticos), ha comparado los ensayos clínicos registrados en la base de datos de la agencia encargada de la aprobación de la comercialización de medicamentos en EE.UU. (U.S. Food and Drug Administration, FDA) con los ensayos finalmente publicados en revistas científicas. De los 24 ensayos clínicos realizados antes de la comercialización de los fármacos y registrados en la FDA, al menos 4 ensayos no han sido aprobados para su publicación, mostrando todos ellos resultados negativos sobre la eficacia de los antipsicóticos analizados. En concreto, 3 de estos ensayos no encontraron diferencias clínicamente significativas entre el antipsicótico en cuestión y un placebo, y un estudio encontró que el nuevo antipsicótico era incluso significativamente menos eficaz que otro fármaco menos costoso.
Al analizar el total de 20 ensayos publicados en revistas científicas, los autores de la investigación advierten de la existencia de unsesgo en la dirección de ensalzar las propiedades terapéuticas de los antipsicóticos analizados y enmascarar los resultados negativos. Por ejemplo, aunque los estudios que analizaron la eficacia de un nuevo antipsicótico, la iloperidona, encontraron que su eficacia era significativamente inferior a la de otros tres psicofármacos presentes en el mercado, esta información fue, paradójicamente, omitida en los artículos finalmente publicados en las revistas correspondientes.
Los autores establecen que, aunque los sesgos de publicación que han encontrado en la literatura científica sobre los nuevos antipsicóticos no son tan notorios como los encontrados en estudios similares sobre antidepresivos, los resultados ponen en evidencia que no se está aportando toda la información a la comunidad científica, ni con la precisión que se requiere, a pesar de la transcendencia que tiene a la hora de determinar las decisiones clínicas en el tratamiento de las personas afectadas. Asimismo, señalan la necesidad de ampliar los estudios sobre sesgos de publicación en este campo, con el objetivo de comprender la verdadera magnitud del problema.
Los resultados encontrados hasta el momento por este grupo de investigación, dirigido por Erick H. Turner, siembran de nuevo la duda sobre los intereses que hay detrás de los ensayos clínicos, subvencionados, en su inmensa mayoría, por las propias industrias farmacéuticas. De confirmarse la existencia de más estudios sobre la ineficacia de los fármacos antipsicóticos frente a un placebo, la validez del modelo farmacológico que impera en nuestros días para tratar los trastornos mentales no se sostendría bajo ningún argumento científico ni ético.

Tal y como publicaba hace unas semanas Infocopno es la primera vez que se pone en duda el tratamiento farmacológico en salud mental, ni que se advierte sobre el peligro de que la industria farmacéutica haya comenzado a adquirir demasiado poder e influencia en la forma de determinar qué es lo que puede considerarse enfermedad mental y cómo tratarla (ver aquí). Prestigiosos científicos e investigadores, de muy diferentes ramas de la ciencia, han manifestado abiertamente sus críticas a este respecto. Así, Daniel Carlat, conocido psiquiatra de EE.UU, ha aportado datos objetivos que muestran las peligrosas alianzas entre la psiquiatría y las empresas farmacéuticas (más información aquí) y Robert Whitaker ha publicado un libro en el que, basándose en los hallazgos sobre los daños irreparables en el cerebro que produce el consumo de antipsicóticos a largo plazo, reflexiona sobre la conveniencia de este tipo de intervención en salud mental (más información aquí).
Fuente:
PLoS Medicine





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